GREICY INMACULADA JIMÉNEZ

Greicy es la única mujer en una familia de cuatro hermanos, y con tan solo ocho años aprendió junto a su madre el trabajo que sería la base de su emprendimiento en su adultez.

Cuenta que en los tiempos de su niñez no existían capacitaciones dirigidas especialmente a los niños, por lo que su madre utilizó la estrategia de inscribirse en cursos para aprender a tejer y hacer que ella la acompañará, donde al final la que terminó aprendiendo las técnicas fue ella.

Su hermano mayor aprendió  hacer macramé y ella  crochet (tejido con agujetas), y su madre salía a la calle a vender sus creaciones, al principio solo hacía paños pequeños, y a sus 12 años, tejía manteles, juego de forros para mecedoras y portavasos,

Greisy combinaba este quehacer con los estudios, sin embargo, a los 13 años tuvo que dejar de estudiar, por lo distante que quedaba la escuela, al no poder continuar, realizó un curso de belleza, y a los 15 años trabajaba como manicurista  con servicio a domicilio, para de esta forma poder aportar a la economía de su casa. Así estuvo hasta los 18 años, cuando conoció al padre de sus dos hijas, a los 19 años  se casó y se independizó.

Su esposo laboraba en un hotel y fue trasladado a las isla Margarita en Venezuela, donde permaneció por 8 años.Al regreso trabajó en varios hoteles,tuvo que salir por temas de salud, por lo que decidió volver a lo que le apasiona desde pequeña, en esta ocasión  a trabajar con la lila .

Explica que la forma en que entra al negocio de la lila fue cuando vio un programa de televisión, donde una cubana estaria impartiendo este curso y Greysy inmediatamente se inscribe, iniciándose de nuevo en el arte del trabajo a mano que hoy en día se llama “Arte en lilas”.

Las lilas con las que Greisy elabora estas hermosas piezas  sacadas del río Ozama que es frecuentado por toneladas de lilas ;una planta acuática de usos diversos. Originaria del Amazonas y América del Sur, algunas mujeres ven en la planta la oportunidad de emprender y a la vez cuidar del planeta Tierra para las futuras generaciones. Greisy explica que le paga a un yolero para que le recolecte las lilas, a quien le paga RD$2,000 mil pesos por 8 sacos.

Lleva trabajando con este material desde hace 7 años. Ella recibe la planta verde, en su estado natural, luego lava cada una a mano con cloro antes de ponerla a secar para descontaminar, luego se seca al sol durante 15 días, y después se vuelve a limpiar para que quede lista para trabajar. Es un proceso largo y laborioso, lo cual incrementa el valor artesanal de sus productos.Greisy nos cuenta que este trabajo es el arte de las manos, “hay que tener creatividad para hacer cada pieza, paciencia para trabajar la planta y es trabajoso porque hay que hacerlo con calidad”.

Con este modelo de negocio, Greicy vio más que una fuente de ingresos, sino que también creó conciencia de que con su trabajo ayudaría al medio ambiente, debido a que la planta de lila que no es retirada del rio inicia un proceso de descomposición, creando de esta manera condiciones desfavorables para las especies que habitan el río.

La historia de Greicy y sus carteras de lila se ha convertido en una inspiración para muchas mujeres emprendedoras. Demostró que con pasión,creatividad y conexión con la naturaleza, cualquier sueño puede hacerse realidad. Además a través de su trabajo ayuda a promover la importancia de la sostenibilidad y la preservación de la belleza natural en el mundo de la moda.

Greicy día a día continúa creando piezas únicas y compartiendo su amor por las lilas con el mundo y nos enseña a todos que la belleza se puede encontrar en los lugares más inesperados,incluso en las lilas del río Ozama convertido en una cartera exquisita.

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