Cristina Reyes creció entre nudos y sogas.Desde que uno se asoma en el patio de su casa se siente la vibrante energía con que ella realiza la laboriosa tarea de confeccionar sogas para diferentes usos.
Por las posibilidades económicas en la que vivían sus padres, solo llegó a quinto curso de primaria, Muy joven desempeñó su primer empleo en una zona franca, y luego se dedicó a ayudar a su padre en la elaboración de sogas, quien fue su mejor maestro. Su habilidad y dedicación le han permitido crear sogas de alta calidad, resistentes y duraderas.
Sin embargo, en un principio no fue fácil encontrar aceptación en un campo dominado por hombres, ya que creían que una mujer no podía hacer un trabajo físicamente tan exigente, nunca se dejó desanimar por los prejuicios y continúa hasta el dia de hoy demostrando su talento y habilidad
Fue así como aprendió el oficio y desde entonces esta labor se ha convertido en su medio de vida. Hace dos años formalizó su empresa: Ventas de Sogas Cristina, en la que ofrece diferentes tipos de sogas como:
Los materiales que utiliza son el nylon y el pabilo, que es un tipo de hilo grueso de algodón, que son para hacer tejidos gruesos y resistentes.
Su destreza y dedicación le permitieron continuar con el taller de su papá que hoy en día va algunos días a la semana a ayudarla,sus sogas son solicitadas por: Central Romana, veterinarias, y fincas particulares Cristina entiende que la clave del éxito de su negocio radica en realizar bien su trabajo.Gracias a su negocio ha logrado remodelar su casa, adquirir un vehículo para llevar los pedidos, la educación de sus dos hijos que hoy en día trabajan en una empresa privada.
Con su trabajo Maria demuestra que el género no debe ser un obstáculo para perseguir una pasión en un campo considerado ¨tradicionalmente masculino¨,
Actualmente junto a ella trabajan dos personas que la ayudan en la máquina y a preparar los pedidos que se tienen que despachar a los clientes.